martes, 6 de noviembre de 2012

El incendio


Min y Mon; así nos llamaban nuestros tíos a mi primo y a mí, Miguelín y Ramón. Jeromín (Mon) y
Beethoven (Min) lo usaba más nuestro tío Manolo. Igual yo hacía más el indio y mi primo estaba más sordo, o no me escuchaba, que es casi lo mismo.
Min tenía una banda de delincuentes donde yo hacía los papeles o la tarea de santa Teresa de Calcuta, igual porque no sabía si prefería ser mujer de mayor o de menos menor. La banda duró horas y a mí no me dio tiempo a hacer milagros; supongo que convertir hierba seca en fuego no es un milagro.
La banda de Min se dedicaba por aquellos tiempos, minutos, a fastidiar a los grillos; con cerillas, encendidas claro, que yo compraba con la excusa de que eran para mis padres, les hacían salir aterrorizados, creo, de sus casa-grillo (grilleras), casi como un desahucio, vamos, sin avisos protocolarios. Yo no era un santo, era más una casi-santa; pero aquella situación me entristecía y me hacía pensar en los pobres indios desalojados a la fuerza, por los malos, de sus chozas. Min, por momentos, ennegrecía de maldad como un grillo malo, un grillo puñetero (los hay). Y su pelo se erizaba mientras mis palabras de súplica se atascaban en su sordera.
Al atardecer, mi desobediencia ante la demanda de suministros para la masacre, la banda de Min abandonó el campo, un campo desolador, con decenas de cuerpos negros diminutos esparcidos.
Sólo Min se quedó conmigo y con mi caja de cerillas por estrenar, que usé como una especie de homenaje hacia los pobres bichos indefensos. Sobre una diminuta hierba seca coloqué un fósforo
encendido, la llama de la ceremonia por los difuntos, para la liberación de sus pequeñas almas, el fuego de la libertad expansible; tan libre y tan expansible, que se expandió por toda una serie de matorrales muertos y resecos que bordeaban un campo de fútbol que vi por primera vez y por última. Min volvió a ser blanco, y yo dejé de ser santa para volver a ser indio.
No lo pensé hasta hoy, pero no creo que quedara algún grillo vivo allí.


2 comentarios:

a que sí o a que no