miércoles, 25 de marzo de 2009

Fregar los platos

Parece una estupidez. Y lo será. Fregar los platos de uno mismo, de la familia, de la pareja, de las parejas, amigos, no amigos, tuyos pocos de un día o tuyos muchos de más días, de una pequeña familia que eres tú, más vieja. Lavar poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del estado de ánimo. Lavar para desalojar, para poder pensar, hacer un resumen fregado de lo que te estorba o te mantiene. Y organizarlo todo, aunque sólo lo organices en ese momento de limpieza. Pensar fregando. Lo tuyo y lo de los demás- más bien lo tuyo. Y esa enorme satisfacción de no ser molestado al lavar ( nadie suele molestarte cuando friegas los platos).