domingo, 18 de enero de 2015

Ser amable

Cuando no intentaba ser amable, ahora lo intento más, sentía, incluso, que debía un respeto por los demás; fueran amables o no. No ayudaba a cruzar la calle a un anciano, pero tampoco le quitaba la silla cuando se iba a sentar. Quité sillas a sentados y las vi quitar. Nunca me senté en un autobús si viajaban en él una embarazada, un señor mayor con cacha o un herido de guerra; nunca vi a un herido de guerra. Si no intentaba ser amable, no era porque quisiera menospreciar a los amables. Bastante tenía con levantar la vista del suelo y no cortarme con la cuchilla de afeitar, si es que venía mi madre a verme. Mi madre a amarme sin ser amable. Dos desamables.
Si me paro un poco a pensar en el significado de esta palabra, me doy cuenta de que no tiene nada de bueno. Querer ser querido, caer bien, no debatir, evitar los problemas, poner la otra mejilla, poner la mesa, recogerla, fregar. Esperar a ser amado, de la manera que sea, a cualquier precio. Regodearse y atiborrarse del amor de los demás hacia uno. Ser heterosexual, homosexual, bisexual; ser negro, blanco, gris; ser republicano, fascista, comunista o capitalista; dependiendo de cuánto y de qué calidad sea el amor que nos rodee y que nos pueda interesar para nuestra propia amabilidad.

lunes, 5 de enero de 2015

La terapia

Año nuevo. Propósitos nuevos. Dejar de quejarse por todo. Dejar de dejarse por todo. Ser amable, casi espiritual. Pero ser espiritual por uno mismo y por los demás. Hacer terapia por uno mismo y por los demás; o hacer la terapia que los demás no hacen. Para que los demás no inunden la terapia propia. Ser un poco Cristo cuando los demás te inunden tu terapia y la de ellos. Canalizar oceánicamente todas las terapias suyas, que, en el fondo, son tuyas, si lo que quieres es imaginar propósitos nuevos y dejarte de quejar por la no asimilación de terapias no-tuyas.
Musicalizar los gritos del empleado de Renfe cuando no te deje ayudar a llevar los tres bultos que tu madre arrastra hacia su destino; o los destinos de todos (hacer terapia con-de esto). Caminar mucho y esquivar poco. Saberse de memoria las horas de los demás cuando caminan para chocarse. Escupir en un pañuelo mientras esquivas los escupitajos de las terapias de los demás. Sonarse la nariz y cortarse las uñas de los pies. Tener cuidado con rascarse un posible lunar cancerígeno. Gritar bajo al oído de tu amigo cuando los gritos de los demás te impidan pensar y enlazar palabras que quieras contarle,o que le quieres, o que estás. Quitar el carro vacío de la compra de la terapia del cliente que tenías, hace poco, delante de ti, cuando quieres preguntar al empleado del supermercado si tiene cambio para meter la compra de otro supermercado en la taquilla de clientes de esa empresa, explicando que si no has entrado por otro lado, es que era para no molestar, para que no se asustara cuando te miraba de reojo, mientras escupías, disimuladamente, en un pañuelo.

Ver amanecer. Tomar café. Estirarse. No hay mucho más. Y ya es bastante.