20
Veinte
años. Ya. Qué rápido pasa el tiempo. O qué despacio –a veces-. Depende de a la
velocidad que vayas, sin ver nada o sin ver todo. Depende de la velocidad con
la que prefieras tropezarte, si el daño es menor cuanto más veloz es el error.
Si pararse es movimiento – si la ansiedad es moverse-.
Mamá
ya no sabe quién eres. Se olvidó de sacarte enmarcado de la maleta en su último
viaje. Quizás te recuerde del burdel, si pasaste, donde dice que trabajaba.
Igual tiene razón. Igual todos hemos trabajado en burdeles. O lo seguimos
haciendo. O lo haremos.
Mamá
no te recuerda, pero te llora. Te llora mucho. Nosotros también, aunque por
ahora lo sabemos.
Yo
ahora estoy mejor. Llevo cinco meses. Me decías, hace veinte años, desde la
cama del hospital, que por qué no quería estar mejor. Que tú lo conseguiste.
He
tardado un poco en hacerte caso. Depende de la velocidad.
He
tenido ayuda. Estoy aprendiendo a decir la verdad, a no manipular, a ser
humilde, generoso. He conseguido no tener rencor. Casi ya no juzgo. Casi ya no
tengo ira. Casi ya no tengo lo que creía que era.
Ahora
empiezo a parecerme al de la foto. Y tú detrás. Y nos movemos. Más despacio que
antes. Sin tropezar. Casi sin error. Sin ansiedad.
Gracias por este post. Me siento tan identificada... El día 14 de abril hará 17 años que falleció el mío y me ha encantado leer esto.
ResponderEliminarGracias, Ramón
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