Conocí
a Segundo en un concierto de rock. El concierto lo daba yo, pero el
único que parecía un músico en ese local era él, con su sombrero
de bluesman y su elegancia innata... el estilo no se compra, sé
que tú nunca podrás entenderlo(Alex Cooper con Los Flechazos).
Amante del jazz, del blues, del tango; cantante
aficionado (podías afinar tu guitarra con su voz... aficionado?).
Hijo olvidado y padre adoptado desde la muerte del mío. Experto en
arreglar cosas; esas cosas que los demás pensamos que se arreglan
solas. Maestro de la ironía y del espacio, del físico y del
gramático. Guardián del arco, líder y secundario. Tensión
dominante y reposo primario.
Le
mató el tabaco, sí, pero también le mató la falta de tacto de
algunos objetos que se consideran a sí mismos personas. Cuando uno
da tanto, necesita llenar ese vacío.
La
última vez que vi a Segundo fue nunca.
El
infierno lo apagaría de un soplido. En el purgatorio no le
entenderían. Y San Pedro no le dejaría pasar, porque querría que
le contara más chistes.
Siempre
estará alrededor, observando, ayudando, y, de
vez en cuando, tomándose un culin de sidra a nuestra salud.